La mujer sin carne. Influencers pornográficas creadas por IA

Enfoque

He realizado una investigación cualitativa, recabando en redes sociales comentarios de la “manosfera” (agrupaciones virtuales de jóvenes machistas). Estos comentarios serán analizados  empleando bibliografía de la teoría feminista en una fase posterior de la investigación. El fenómeno estudiado es la percepción masculina acerca de las robots sexuales y las influencers creadas por IA que acumulan miles de seguidores en Instagram u Onlyfans. Los seguidores de estas influencers virtuales están dispuestos a comprar imágenes pornográficas creados artificialmente.

El tema de esta ponencia es la sustitución simbólica de la mujer real por la mujer virtual, sin carne. A ojos de los jóvenes consumidores machistas, la mujer virtual ha sido despojada de todos los “inconvenientes” de la mujer real, pues ha sido creada con la única finalidad de satisfacer el deseo pornográfico masculino.

Como ponen de manifiesto los comentarios, el fenómeno de las influencers IA satisface el anhelo machista de suplantar y desterrar a las mujeres, vengándose de ellas por los derechos laborales alcanzados y por la ruptura con la servidumbre doméstica tradicional.

La venganza contra las mujeres

Entre los testimonios, encontramos jóvenes que ven en las mujeres IA una anhelada venganza masculina contra las chicas guapas que los han rechazado. Lo ejemplifica este comentario con miles de likes acerca de las robots sexuales: “Va a ser un cambio de las reglas del juego que dejará a las mujeres obsoletas y resolverá por completo la crisis sexual de los hombres occidentales. Las mujeres occidentales serán sustituidas. Las esposas robots llegan pronto. Espero que las feministas estén contentas de quedarse en la cocina”.

Otro comentario que muestra ese deseo de venganza es el siguiente, que acumula más de 50.000 likes: “Urge que inventen las novias androide”. El comentario se acompaña de un dibujo que muestra a un chico caminando junto a una robot atractiva. La pareja feliz sonríe mientras una joven guapa llora y mendiga en una esquina, con un cartel que dice ¿te suscribes?”

Algunos comentarios de hombres atribuyen la frustración sexual masculina a vicios culturales en los que ha caído su propio sexo: “un cierto porcentaje de hombres están atrapados por vicios y adicciones como la pornografía, la marihuana y los videojuegos. Están completamente fuera de juego”. “Si dejaran el porno, la masturbación y la comida basura y se pusieran a hacer ejercicio, a trabajar y perseguir la grandeza…”. “Eso es porque no os esforzáis en trabajar en uno mismo, en lugar de buscar la satisfacción inmediata. Hay que cultivarse física y mentalmente, cosechar el éxito. Gastar el dinero en eso y no en vicios”.

Otros se dan por vencidos: “imposible, no es nuestra culpa, la mayoría de los hombres tenemos genes defectuosos, como ser feos y con el pito chico, ¿qué podemos hacer? Solo nos queda el porno”. “Solo unos pocos pueden, el resto de hombres tenemos la prostitución, ya sea física o digital, el porno, y juguetes sexuales hiperrealistas (ya estamos esperando las novias IA)”.

Estos varones protestan porque las mujeres “piden mucho” para tener sexo, especialmente las que pasan de los 30 años (a las que llaman ”posmuro”) o no encajan en su gusto estético de muñecas sexuales. A estos chicos les indigna que las mujeres exijan compromiso y reciprocidad: “¿a quién le importa la profesión de una mujer?”, reiteran en múltiples comentarios.

La suplantación de la mujer real

Tanto en la red social de pornografía Onlyfans, como en Instagram, las apariencias se alejan cada vez más de la realidad. He recabado testimonios de hombres que se lucran “llevando cuentas” de influencers de carne y hueso. Estos hombres se hacen pasar por ellas entablando conversaciones excitantes con sus seguidores, a fin de incrementar el beneficio de las fotos sexuales. Una vuelta de tuerca más, son las páginas web que permiten al usuario diseñar una modelo realista mediante IA y producir fotografías de contenido sexual para ponerlas a la venta en Onlyfans. Es el caso de Emily Pellegrini, una influencer hecha por IA. Actualmente tiene más de 200.000 seguidores en redes sociales y que, según afirman sus creadores, genera más de 10.000 dólares al mes con contenido excitante. Los creadores de las chicas virtuales (que son hombres) interactúan con los seguidores de la cuenta de Onlyfans, sin que a estos parezca importarles que esas mujeres no existan. Un joven afirma al respecto: “A fin de cuentas, a Onlyfans vas en busca de imágenes y sonidos. Que sean reales o producto de una IA es irrelevante”.

Sin embargo, la IA no fabrica las imágenes desde cero, sino a partir de imágenes reales de chicas (deepfake), cuya existencia desaparece de la trazabilidad de los algoritmos. Algunas empresas aprovechan para sustituir el pago a modelos reales por modelos creadas por IA sin coste. Elle España promocionó en 2022 un anuncio protagonizado por dos modelos creadas por IA, acompañado del siguiente mensaje: “La inteligencia artificial llevada a la belleza de la mano de Shiseido rompe barreras en Elle, ¿qué os parece esta nueva realidad: la primera producción de belleza hecha en España con modelos digitales”.

Esta deriva la anticiparon las feministas de la tercera ola, que denunciaron que la mujer de carne y hueso estaba siendo sustituida por una caricatura femenina (Greer la llamó “la mujer eunuco”). Con los cambios tecnológicos, el proceso se ha exacerbado: el maquillaje, la ropa incómoda, las dietas, la peluquería, la juventud eterna, la cirugía estética, los filtros, las aplicaciones de retoque fotográfico. La imagen ideal de las mujeres se ha vuelto cada vez más exigente, en una guerra psicológica contra las mujeres reales.

La feminidad, una carcasa diseñada para ajustarse a las mujeres (y para ajustarlas a ellas), se ha vuelto una idea susceptible de ser encarnada por un dibujo animado de humana o animal, un robot o un hombre. Con el desarrollo de las modelos IA, la carcasa sustituye a las mujeres. La feminidad no necesita soporte físico, es 100% virtual. Desde la mirada machista, las mujeres pueden ser desechadas. La mujer real, con sus incómodas exigencias de reciprocidad humana, es sustituida por la incondicionalidad del algoritmo de la novia virtual.